Es algo que suena bien, porque se dice en inglés. Es un misterio "barato" que el comercio, los grandes supermercados y las maestras sin fe ni imaginación, imponen a los niños. Y los adultos, todos los que tienen miedo de la muerte, se "chulean", mientras esperan decir frente a la persona que no acaba de morir en los hospitales: "Doctor, haga lo que tiene que hacer..." (ver pregunta 20).

¿Hallowen, y todas las historias de almas en pena pueden ser cristianizadas? Por supuesto, hace mil setecientos años que la esperanza cristiana ha entrado en el alma y la cultura de los bretones, de los irlandeses, de los galos y de los escoceses. "Hallowen" no es más que una deformación de la oración por las almas muertas de la cultura céltica. Se contaba que esas almas, todavía en el purgatorio, erraban para pedir a los vivos las oraciones que les harían entrar en el Cielo.

Nuestra vida tiene un sentido

Las calabazas de los supermercados pueden iluminarse también con una vela bendecida, y acoger las ofrendas de misas por las almas del purgatorio. Los paganos son los hombres: somos nosotros, no es la moda. Somos libres y capaces de crear. Aportemos la esperanza a nuestro tiempo, a través de sus signos. ¿Y las almas de los muertos? Sí, tanto las de los santos como las de las almas del purgatorio, esperan. Y nuestra vida en la tierra, estando unidos a ellas en la esperanza de la resurrección, tiene un sentido. Caminemos, en compañía de esa masa de testigos, hacia la eternidad, hacia Dios que nos espera, hacia el Cielo.